martes, 12 de noviembre de 2013

La pintura y el poder.

La exposición "Velázquez y la familia de Felipe IV", ubicada en el Museo del Prado de Madrid, y comisariada por Javier Portús, hace un recorrido por los últimos once años del pintor cortesano, y nos muestra la labor de los sucesores de Velázquez como Juan Carreño y Juan Bautista Martínez del Mazo. La colección cuenta con treinta cuadros en los que se verán reflejados el Rey, su mujer o sus hijos, mostrando así más de cerca a la familia real.
La importancia de la existencia de pintores como Velázquez, hacen que veamos a través de los cuadros, nuestra propia historia. El mostrar escenas de la vida cotidiana de la realeza o simples retratos, era una forma de definir el poder de la propia monarquía. La forma de vivir, los trajes, y los lujos reflejaban el poder de aquellos que gobernaban. Quizás una simple mirada, un gesto más relajado o uno más brusco señalarían el carácter individual de sus protagonistas. Al igual que retratos reflejados desde una perspectiva u otra darían la sensación de reyes más poderosos o menos. El papel del pintor sería relevante en aquella época ya que así se irían ganando la fama y serían contratados por otras familias reales. Y dado que una imagen vale más que mil palabras, qué mejor forma de acercarnos a nuestro pasado que a través de estos retratos que nos acercan más a la realidad.

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